Una vida no tan simple sigue la vida de Isaías (Miki Esparbé), un arquitecto que tuvo éxito en los inicios de su carrera, pero ahora no consigue sacar adelante el estudio que tiene junto a su socio (Álex García). Mientras gestiona sus frustraciones laborales, lidia también en el día a día con su familia, conviviendo con su mujer (Olaya Caldera) y sus dos hijos pequeños. A diario, Isaías coincide en el parque con la madre (Ana Polvorosa) de un niño de la clase de su hija.
Félix Viscarret nos regala una película difícil de catalogar porque se mueve entra la comedia y el drama huyendo deliberadamente de la etiqueta de género. Su principal tema está en una crisis vital compartida por cuatro personajes distintos que no se ubican del todo en su rutina, ni en sus expectativas laborales o familiares, en una Bilbao crepuscular con una gran presencia en la película.
La película te transporta a una frustración que seguramente has vivido en algún momento de tu vida, con un punto de ansiedad y drama justo para no resultar superficial. Viscarret sigue demostrando que es un director y guionista atento e inteligente del que esperamos buenas obras en el futuro.
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