
Para la presentación y debate posterior a la película, nos acompañará Michela Accerenzi Investigadora italiana, responsable de proyectos en la Fundación ETEA-Instituto de Desarrollo de la Universidad Loyola, Doctora en estudios sobre desarrollo por la UPV/EH.

Es primavera y toda la familia está alborotada por el inminente compromiso de la hija mayor, Marcella, quien por su parte sólo espera casarse rápidamente con un simpático chico de clase media, Giulio, y librarse por fin de su incómoda familia.
Esta película italiana, situada en plena postguerra (año 1946) narra una historia de un tiempo que es atemporal: cómo las mujeres toman conciencia de algo que nos incumbe a todos, y que nos recuerda que los triunfos colectivos han pasado antes por triunfos individuales que han supuesto mucho sacrificio y valentía. Hablamos el maltrato, del sufragio, de las libertades individuales, etc.….
La ópera prima de la actriz y cómica Paola Cortellesi es un triunfo en todos los sentidos. Con una mezcla de homenaje al cine neorrealista y una visión moderna del empoderamiento femenino, la película no solo emociona sino que también inspira. Es una fábula de época que apela al humor en blanco y negro para hablar del drama de una mujer molida a palos.
Para saber más:
SIEMPRE NOS QUEDARÁ MAÑANA: EL SARCASMO Y EL FEMINISMO DE LA MANO
“Siempre nos quedará mañana” (Paola Cortellesi, 2023, 113’ Italia) se proyectó el pasado 11 de junio en el patio del Palacio de la Merced, con un aforo de la sala de un centenar de personas aproximadamente, y un rango de edad de entre los 40 y los 70 años. Contamos con la presencia de Michela Accerenzi, Doctora en Estudios sobre desarrollo en el área de género y profesora de la Universidad Loyola.
En esta ópera prima de Cortellesi con tintes de Neorrealismo en blanco y negro, se relata la historia de Delia, su familia y los personajes de una ciudad italiana de la posguerra. Se trata de una historia sobre el feminismo y la sororidad con un guion basado en el humor, en un ambiente social, cultural y político dominado por los hombres y la pobreza.
La película se abre con una idílica mañana del matrimonio en la cama, unos buenos días y una bofetada de Ivano, lo cual sorprende desde tan temprano al espectador. A continuación, se ven escenas de Delia preparándose para comenzar el día, limpiando la casa y sirviendo el desayuno a la toda la familia, a lo que el marido vuelve a alzarle la mano. Se introduce entonces el título “C’e ancora domani” (Siempre nos quedará mañana) con un estilo de fuente imitando el Old Hollywood.
La relación entre Delia y su hija es algo complicada. Se quieren mucho, y Marcella, que sabe el sometimiento de su madre, intenta ayudarla, quitándole responsabilidades en la casa, trayendo dinero a casa o intentando hablar con su padre. Sin embargo, no llega a entender por qué su madre no abandona al padre que la maltrata, la situación le es repulsiva y evita ser algún día ella o encontrarse en una situación similar. Existe sororidad, pero también mucha incomprensión por parte de la hija, que no es consciente de los esfuerzos que hace su madre por ella. También vemos una relación de apoyo entre su amiga que vende en el mercado y ella, puesto que siempre ayuda a Delia sabiendo la situación que tiene con su marido.
La hija, por su parte, se compromete con un chico de clase social alta, y es un acontecimiento beneficioso para la familia. Este chico la trata muy bien al principio, la cuida, la adula y le hace promesas, pero acaba siendo un chico controlador, machista y abusivo, aunque no como el padre de ella, debido a que están en el comienzo de la relación. En cuanto Delia detecta estos comportamientos abusivos, hace todo lo posible para separarlos, en secreto, y finalmente lo consigue. Es metafórico como la hija evita a toda costa terminar como su madre, y la desprecia por ello, pero no detecta el inicio de su relación abusiva que podría acabar poniéndola en la misma situación.
La música del filme hace un guiño a la música romántica de las películas del cine de oro de Hollywood, y en contraposición, hay escenas en las que se usa música moderna para ilustrar el humor de la situación. Pero ambas bandas sonoras se complementan a pesar de la estética y el contexto histórico del filme.
Hay un uso frecuente de planos generales para contextualizar la escena, y primeros planos, para enfatizar a los personajes. También se usa al principio un plano totalmente cenital, que hace dinámico el filme para contextualizar al espectador con una variación diferente de plano. El plano secuencia también es un recurso usado con frecuencia, como la apertura de la película en el que Delia camina por la calle para empezar su día de tareas y trabajos. Hay otro recurso interesante que se usa en la escena en la que se encuentra con su antiguo amor, y los dos comen chocolate, con un giro de cámara de 360º, y se sonríen, enseñando el chocolate en los dientes, una vez más, usando el recurso del gag cómico y el humor en escenas que típicamente en el drama romántico sería impensable.
Tanto la hija como la madre trabajan, algo que podría sorprendernos viniendo de una sociedad machista donde la mujer está recluida al hogar y los hijos, pero cierto es que esa tarea del hogar también es trabajo para Delia. Además, al ser una familia de clase baja, no se pueden permitir que la hija estudie, y todo ingreso económico es necesario, por eso Delia tiene al menos cuatro trabajos remunerados. Lo que no sorprende es, que al final del día, todos los ingresos sean para el padre de familia, pero, gracias a la astucia de Delia, parte de sus ingresos son para ahorrarlos en secreto. Como parte del trabajo en casa, Delia es una sirvienta, que arregla todo, prepara la comida, la sirve, limpia, cuida de los hijos y del abuelo en cama… Todo esto se recoge en síntesis en la escena en la que el futuro marido de la hija y su familia van a su casa a cenar y Delia no se sienta en ningún momento, porque debe preparar la comida, servirla, retirar platos y estar atenta a que todo esté de forma correcta. No se da cuenta de que no se sienta con los demás hasta que el padre del novio, una persona externa a la familia de Delia, se lo señala, lo que es romper con la realidad en la que viven en la familia.
Existe, además, un momento en el que se ve claramente la diferencia de clases, pero que está narrado de una forma muy elegante. Es una escena en la que Delia trabaja para una familia adinerada poniendo inyecciones al abuelo, y en el pasillo se encuentra a las hijas de la familia, con vestidos y zapatos elegantes que sonríen a Delia, y ella le devuelve la sonrisa con una expresión suave. Es un contraste tanto generacional como de clases que se resume en una sonrisa recíproca.
Otra expresión cinematográfica que se repite a lo largo del filme es el pintalabios rojo y el acto de quitárselo: se repite cuando Ivano y Delia eran novios y él le quitaba el pintalabios para que no se mostrara “bella” ante los demás; se vuelve a repetir cuando el novio de Marcella le quita el pintalabios porque dice que sólo debe ponerse guapa para él y no para ir al trabajo (para los demás); y la última escena, en la que las mujeres que votan, deben retirarse el pintalabios para sellar el sobre de su voto. Quitarse el pintalabios se ve como una obligación ordenada por otros, pero al final es un símbolo de empoderamiento femenino, son ellas las que lo deciden afirmando su libertad.
La jerarquía que impone la superioridad del hombre frente a la mujer es un tema recurrente en la película, y lo vemos en escenas como el salario que recibe por reparar paraguas, que es mucho menor al de un hombre a pesar de la experiencia de años en ello; o que tenga que pedir permiso a su marido para ir a casa de su amiga a hacer mermelada. Además, en cualquier situación, siempre se pone a la mujer como la culpable, la que se insinúa o la que perjudica, como la escena en la que el militar americano le regala chocolate, el marido, sin pensárselo dos veces la acusa de insinuarse; o la escena en la que se rompe la cadena del baño, piensa que ha sido ella la que lo ha roto, cuando, en realidad, ella lo arregla siempre y el marido es el que se lleva el mérito.
El humor y el teatro se unen en las escenas más violentas, aquellas en las que el marido golpea a Delia. En esa golpiza, la cineasta ha sabido elegir una danza teatralizada al ritmo de la música, en vez de una cruda escena de violencia. Además, los planos son generales para mostrar los pasos de baile, la cámara en movimiento persigue la danza de la pareja y la luz, desde abajo, imita las luces del escenario de un teatro. Cuando termina el baile (la golpiza), suele venir la culpabilidad por parte del marido, el chantaje emocional y el gaslighting.
A parte de esto, el factor sorpresa es un elemento fundamental para que el espectador preste más atención al filme, como el final, en el que el espectador piensa que Delia se fuga de casa para irse con su antiguo amor, pero, en realidad, se escapa de casa para poder ir a votar. Además, otra sorpresa para el espectador es que el dinero que estaba ahorrando, supuestamente para el vestido de novia de la hija, es en realidad para pagar sus estudios. Esto le da un sentido al mensaje feminista del largometraje de manera completa y redonda para cerrarla con el significado real que quiere transmitir la cineasta.
El contexto de la guerra se muestra como telón de fondo a lo largo de la película, destacando una escena en la que las mujeres hacen colas muy largas para poder comprar comida, y refleja la escasez de productos y su variedad.
La película se cierra con la sonrisa de Delia tras ejercer al voto hacia su hija Marcella, que le devuelve la sonrisa y la mira con orgullo. Además, se trata de un plano picado en el que Delia está subida en las escaleras y da la sensación de estar en un sitio más alto que la hija, significando su empoderamiento y liberación. Tras esta última escena, se desarrollan imágenes reales de archivo de la época sobre mujeres italianas ejerciendo el voto tras la posguerra, dando un contexto histórico real al espectador con fechas y cifras reales.
El público que asistió a la proyección destacó otros puntos interesantes de la película:
Una de las asistentes menciona que le ha llamado la atención que, a pesar de la temática tan dura, la cineasta ha sabido hacerlo como una farsa para quitar o relajar la dureza. Michela le responde que la violencia no es continuada siempre, sino que en una relación abusiva hay momentos de paz, por ejemplo, en las escenas en la que el marido, Ivano, le dice te quiero a Delia o le pide disculpas después de la golpiza. Hay muchas películas que dramatizan esta temática, y no llama tanto la atención del público, por eso el elemento del sarcasmo y el humor es una elección muy acertada.
Otra asistente, que ya había visto la película, en esta segunda visualización ve muchos más detalles que se habían perdido en la primera, porque la primera vez el espectador está mucho más pendiente de la narración y la temática, y en la segunda vez se presta mucha más atención a otros elementos. Comenta que le ha gustado mucho la comedia para restar dramatismo, y se nota que la cineasta tiene gran trayectoria en el ámbito del humor, que sirve para profundizar en la dureza del asunto. Michela añade que la libertad es difícil en esa situación, y la diferencia de clases también es un aditivo, puesto que todas las mujeres son tratadas de la misma forma, y todas tienen un objetivo común como parte de una comunidad de sororidad femenina.
Por último, dos asistentes equiparan la situación de la película situada en la Italia de la posguerra, con su país, la Costa Rica de la posguerra, en la que se logró el voto femenino a pesar de la situación. También añaden que la película detalla de manera interseccional el cautiverio que las mujeres sufren de muchas formas, así como el patriarcado, y que hay que resistir y seguir. Además, comenta que es difícil salir de esa situación, aunque parezca muy fácil desde fuera, y esa lucha es colectiva, y por eso debemos hacerlo juntas. Michela destaca que el objetivo real de la cineasta es homenajear a todas las mujeres.
Ángela Griñón Muñoz
CineCercano proyectó el pasado 11 de junio “Siempre nos quedará mañana” (Paola Cortellesi, 2023, 113’ Italia) en el patio del Palacio de la Merced.